Una cadena de miradas individuales compone a un personaje colectivo: el muchacho que en algún momento de su vida tuvo en sus manos un arma, la usó para matar y pronto se volvió parte del engranaje del crimen organizado. Somos testigos del universo paralelo que habitan. El mosaico de testimonios produce una imagen escalofriante.

Es una de las voces más sólidas del género documental en América Latina. Sus películas han sido proyectadas y premiadas en diversos festivales como IDFA, Berlín, Toulouse, Locarno, Montreal, BAFICI, Sarajevo, Guadalajara y Morelia, entre otros. Su película La libertad del diablo (2017) fue reconocida con el Premio Amnistía Internacional en la Berlinale.